Problemas para dormir e incremento de pesadillas.
Conducta retraída, mirada esquiva.
Estallidos de angustia, ansiedad o tristeza profunda.
Llanto extremo o risa nerviosa.
Rechazo a quedarse solos o con una persona en particular.
Conocimiento inapropiado para la edad acerca de la sexualidad, que se manifiesta mediante conductas y lenguaje sexualizado.
Los niños menores de tres años pueden presentar lesiones genitales y reacciones inespecíficas que, en un principio, parecen inexplicables: irritabilidad, rechazos, regresiones, llanto, trastornos del sueño y el apetito.